EL AMOR PROPIO UN VALOR OLVIDADO
Esto días me encuentro raro sin
la presencia de mi compañero Nacho. EL nacimiento de su segunda hija, ANA, le
ha retenido en casa, acompañando a su pareja en los primeros quehaceres de esa
nueva vida. Estas líneas van para Ti y tu familia.
Conversamos y mucho sobre los
temas relacionados con el instituto, pero también en la forma de ver hoy en día
la vida y como la veíamos hace años. El comportamiento de la sociedad, de
nuestros jóvenes, de sus padres. Como eso afecta a su educación, a su formación,
a sus principios. Los valores que se toman para toda la vida y los que no, como
la van a liderar pero también como se van a enfrentar a ella y las herramientas
que van a tener para combatirla.
Muchas veces indico a mis jóvenes
alumnos que el instituto es un “GRAN TEATRO”, un mundo irreal donde las
consecuencias a las acciones cometidas no son evaluadas en la proporción que la
sociedad va a tener con ellas. En el momento que sales de esas cuatro paredes todo cambia.
Los divorcios en el instituto se
toman como aprendizaje, como experiencia de la adolescencia, como amores
infantiles que tienes que pasar, como doloroso camino que sirven para endurecer
un inocente corazón que cree todavía en “la media naranja” o en su “príncipe
azul”. La inocencia de esos primeros amoríos.
Los divorcios en la realidad
conllevan juicios y batallas. No solo en los tribunales, juicio de valores,
sociales y familiares. Las Batallas por la custodia de los pequeños individuos
afectados por la ruptura de sus padres, las situaciones económicas
insostenibles debido a la separación de los cónyuges, el distanciamiento, las
peleas, las mentiras, los insultos, y demás comportamientos no son lo que
fueron en la adolescencia.
Por eso de ese “GRAN TEATRO” que
todos tenemos que realizar en el instituto.
Ya conocemos mi particular idea
de las GRANDES Y PEQUEÑA VIRTUDES, hoy he reservado un capítulo especial para
mi gran amigo EL AMOR PROPIO. Un valor cada vez más desconocido en la
sociedad de hoy en día.
Cada uno tendrá su definición o
su manera de entenderlo, pero creo que todos coincidirán en las palabras que lo
acompañan, constancia, voluntad, trabajo, ilusión, pasión, perseverancia,
angustia y dolor.
El orden es indiferente, pero
como dice el anuncio “leche, cacao, avellanas y azúcar, Nocilla”. Es un cóctel de todas esas virtudes, de todos
esos valores que cada vez menos tiene la sociedad. Lo hemos cambiado por el
maldito DINERO y ahí es donde todos hemos perdido.
El Amor Propio era jugar al
rescate y que la ligaras, y que no pararas de correr hasta que no pillaras a
algún amigo. Daba igual el tiempo que estuvieras. Jugar al escondite y no
encontrar a nadie, pero seguir buscando con dicha esperanza. Jugar al parchís y
que los mayores te comieran sin remisión una y otra vez, pero no darte por
vencido. Jugar al futbol y volver a ser el último en elegirte, pero bajar al
día siguiente como si nada.
JUEGOS DE NIÑOS donde no te
regalaban nada, y tenías una y otra vez que empezar. El Amor Propio es el que
te iba curtiendo, el que te iba fortaleciendo, el que hacía que cada vez
tomaras decisiones más importantes para no cometer errores en el pasado. Era un
ensayo-error pero con una variable humana difícil de volver a repetir
comportamientos anteriores.
Nadie juega dos veces igual al
parchís, ni se esconde en el mismo sitio, hay días que corres más o este más
cansado. Por eso, si te esfuerzas, si compites con ilusión y pasión, si
trabajas por mejorar, si eres constante en el esfuerzo y perseveras en él, alcanzaras
el éxito.
Es verdad que también se produce
una ansiedad y dolor por no conseguir las metas deseadas, por invertir un
tiempo sin conocer el resultado final, por desempeñar un trabajo que no sabemos
a qué camino conlleva y la desilusión que todo esto tiene en el ánimo del
individuo.
Necesitamos rescatar este valor
olvidado. Los niños tienen todo al alcance de la mano, antes de que pidan algo
ya se lo hemos comprado. No solo los padres somos culpables, los familiares más
cercanos también colaboran en ellos.
Si tú eres un poco duro con tu
hijo, no te preocupes abuelos, tíos o primos ayudaran a que él lo consiga. Hay
muchos eventos familiares para un buen regalo, Cumpleaños, Reyes, Papa Noel,
Ratoncito Pérez, o lo que tercie. Hoy en día todo es una fiesta y los jóvenes
no saben apreciarlo.
Ese Amor Propio es el que
hace valorar las cosas, porque las consigues por ti mismo, sin que nadie te las
regale, luchando por ellas, consiguiéndolas segundo a segundo, milímetro a
milímetro, céntimo a céntimo y entonces sucede “LO APRECIAS COMO UNA VICTORIA
PERSONAL”.
Esa es la CLAVE, lo empiezas a
valorar y por lo tanto empieza a ser fundamental en tu vida. Ves que gracias a
ese Amor
Propio vas consiguiendo aquello que te propones. NO en cuestión de
minutos, quiero un móvil y se lo compramos, si no en un tiempo prudencial, para
que la consecución del objetivo lleve acarreado una satisfacción interna que
haga crecer tu personalidad.
Los jóvenes no tienen paciencia,
hoy todo es instantáneo. Y si no es instantáneo hay un problema familiar de por
medio. Hoy no hay niño que no este entretenido el 100% del tiempo, con el
móvil, la tablet, la consola, las actividades extraescolares y todo lo que
podamos imaginar. En cuanto están dos minutos sin alguna ocupación aparece la
palabra “ME ABRURRO”, buenísimo.
Entonces la madre o padre
paraliza su vida para que el niño no sufra ningún tipo de trauma en la
adolescencia y se dedica a satisfacer la vida de su hijo. Tendremos que buscar
algo en internet, un Teatro divertidísimo de Marionetas en Torrejón, una
exposición de Dinosaurios en Villalba, un Taller de Plantas en Aranjuez, un
Cuentacuentos en el centro de Lavapiés,
lo que haga falta pero que no se aburra el pequeño.
Algo más sencillo, un dibujo en
un folio, un puzle de su serie favorita, un desmontable tipo Lego, unas
manualidades con Goma EVA, unas cartulinas o cartones de caja de galletas para
construir cualquier clasificador. Que utilice internet para algo productivo. En
YOUTUBE hay mil ideas de cómo cuatro botellas de agua puede convertirse en un
“burrito sabanero”. Solo supervisemos, ayudemos e indiquemos soluciones, pero
dejemos que ese amor propio por el éxito vaya entrando en nuestro hijo.
La satisfacción por el objetivo
conseguido será ENORME. No hay nada mejor que pillar a otro compañero y dejar
de correr detrás de los demás, comer a tu padre una ficha en el parchís por un
descuido de él, no tener que ligarla en el maldito escondite. Y que me decís de
no ser el último en ser elegido en un partido de futbol, eso es lo más.
Hasta hace poco en el deporte era
un valor en alza. Era raro que no lo tuvieran casi todos, y aquellos que no lo
tenían eran tildados de “es un sin sangre” o “tiene la sangre de horchata”. Hoy
los nenes o nenas que tienen ese amor propio sobresalen del resto.
Los niños y padres se excusan en
un montón de mentiras para no responsabilizar a sus hijos del poco esfuerzo que
hacen en el deporte. En lugar de trabajar, esforzarse, no faltar, ser constante
y persistente, ponerle toda la intensidad e ilusión necesaria, se escudan en
“es que“. La dificultad se ve rápidamente evitada con el ataque a los
entrenadores, al club y al sistema. Nadie se mira a su ombligo y comprueba lo
mal que lo hace, el poco entusiasmo que tiene, la poca implicación, las escusas
que pone día tras día.
El niño lo lleva en el ADN desde
pequeñito. Nadie le enseño a esforzarse, a competir, a TENER AMOR PROPIO por
las cosas. Se le regaló un montón de cosas y ahora quiere el siguiente regalo,
jugar como el mejor. Pero en el deporte nadie regala nada. Hay una frase que
utilizo mucho y es “en el único sitio que éxito está por delante de trabajo es en el
diccionario” .Ya sabes ponle remedio a tu hijo, se rápido, el tiempo
pasa y ya va en tu contra.
Pero claro queda la faceta que
nos une a Nacho y a mí, la EDUCACIÓN. Y alguien preguntará ¿para qué sirve el Amor
Propio en los estudios?
Es una FILOSOFIA DE VIDA. A mí
tampoco me gustaba estudiar de pequeño. Mi padre se metía conmigo sobre lo vago
que era, que no me esforzaba, que podría sacar mejores notas. En el colegio los
profesores me decían el potencial que tenía, que no iba a llegar a ningún sitio
estudiando tan poco, entregando las cosas a medias, poniendo poca atención en
las clases. Yo me aburría como todo adolescente entre esas cuatro paredes. Me
gustaba el recreo, los cambios de clases, las asignaturas marias, estar con las
chicas, charlar sin parar, tontear, robar un beso de aquí y de allá. Hacer
deporte, futbol, baloncesto, balonmano, voleibol, judo, atletismo, todo lo que
caía en mis manos con tal de no tocar un libro. Sacar a mi querida Asia, un
galgo afgano precioso que ocupó parte de mis tardes- noches de infancia.
Podía sacar sobresalientes e iba
con el aprobado raspado, pero eso si EL AMOR PROPIO lo tenía tatuado a fuego en
mi corazón. Me picaba con cualquier cosa que apareciera entre mis manos,
cualquier reto que asomara la cabeza alrededor mío era rápidamente absorbido y
desmenuzado hasta conseguirlo. La capacidad de trabajo se veía exponenciada y
con ello todas las virtudes que he estado desarrollando en estas líneas. El
Trabajo por encima del Talento como dice uno de mis blog.
El deporte marco mi carácter
competitivo, mi pique sano por mejorar, por insistir, por no caer en el
desanimo, por seguir y seguir. Por saber encajar los golpes bajos, las malas
actuaciones, los sin sabores, por no darme NUNCA POR VENCIDO.
Ese Amor Propio me salvo de
haber tomado otro camino que no fuera el de la enseñanza. Siempre quise ser
profesor, enseñar, pero más que eso actuar sobre las conciencias de estos
jóvenes adolescentes. Darles herramientas que les haga enfrentarse a la vida
real, no al instituto. A la verdadera amenaza que es la sociedad de hoy en día.
A las envidias, a la hipocresía, a la falsedad, a un sinfín de problemas a los
cuales no les hemos preparado pues les hemos cubierto de todo lo que ellos
necesitaban sin pedirles nada a cambio. Y no es pedir DINERO, que es lo que te
van a pedir cuando seas mayor, si no otro tipo de peticiones.
TRABAJO, CONSTANCIA, ILUSION,
etc….. eso sí que podíamos haberlo pedido desde pequeños. En pequeñas dosis
según la edad, pero haber ido formando una personalidad donde el amor propio
fuera un valor en alza.
Cada vez es más difícil dar clase.
Ya no solo tienes la desidia de los alumnos por la asignatura, que no es
interesante el formato de la educación, que a nadie le gusta estudiar, que esto
para que sirve, que mi padre dice, que la sociedad dice, y un montón de
pretextos más. Encima no tenemos alumnos con ese amor propio necesario
para afrontar las dificultades que la enseñanza propone y lo despreciamos como
despreciamos MEMORIZAR.
Todo es válido en esta vida,
nunca sabes cuándo tendrás que utilizarlo. El Amor Propio estará
contigo en esas dudas del mañana y te ayudara a buscar la mejor de las
soluciones. Esas soluciones que te harán ser mejor persona.
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